Utopía: integración de la educación musical
para aprender a convivir en México.[1]
Ma. Teresa de Guadalupe Ruiz Esparza
Profesor-Investigador
Departamento de Filosofía
Universidad de Guadalajara
Los
siguientes comentarios y reflexiones tienen como base los textos: “Mitos y
lagunas de nuestra educación: investigadores educativos y talento musical”; “La
música en la integración educativa: prejuicios, experiencias y realidades
posibles", presentados en foros nacionales.
Inicio
señalando que en no pocas ocasiones escuché a Hilda exponer y defender con
vehemencia su proyecto de investigación, sobre la música, las tradiciones, los
cantos tradicionales, la educación musical y que, fue a partir de una
experiencia personal la que me llevó tanto a la toma de conciencia de la
trascendencia que tiene en el individuo este conocimiento y su manifestación como
de compartir con ella nuevas experiencias en el ámbito de la investigación y
diálogo de la música en la vida y formación del individuo.
Hemos
discutido los ya añejos problemas que adolece nuestro país y creemos que entre
los grandes está sin duda el rezago educativo, grosso modo serían: la discontinuidad de los Proyectos nacionales,
la formación y el reconocimiento de la carrera magisterial como “profesional”,
y sin duda las condiciones socio-económicas de un enorme porcentaje de familias
con hijos en edad escolar desde la básica hasta la universitaria.
No
obstante, ninguno de los señalamientos anteriores serían determinantes para la
obstaculización de la enseñanza de la música, por el contrario, en realidad
creo que se resume en uno solo: la falta de conciencia, el desconocimiento de
la importancia de dar a los niños y jóvenes la oportunidad de acercarse y vivir
y aprender la música.
¿Dónde
iniciar esta? La propuesta de algunos autores sitúa ésta en casa, en la cuna,
durante los primeros años de vida junto a la madre[2];
su continuación la escuela.
De llevarse a cabo lo anterior, veríamos que
el ciclo o el círculo se complementaría ahí, iniciado en casa. Pensamos que éste
podría iniciar en la casa, cada madre consciente de la importancia del
aprendizaje de la música cantará y arrullará al bebé, más grandecito cantará y
jugará rondas, a lo anterior se le daría continuidad en la escuela, donde
gradualmente el niño continuará ese aprendizaje.
Ya
Hilda ha señalado cómo en otros países, Hungría el mejor ejemplo, es la
realidad personificada, los niños y los adultos leen sin problemas un
pentagrama. Pero sobre todo conocen y han aprendido su tradición musical, sus
orígenes musicales, su identidad cultural.
Repasando
las diversas propuestas, y sintetizando señalamos que apuestan por un individuo
que guarda armonía consigo mismo y su entorno, el aprendizaje musical como
aprender la lengua materna, aprender canciones cotidianas, el aprendizaje de un
instrumento.
Habrá
quienes tengan mejores habilidades y capacidades, pero es un hecho que todos
tenemos inteligencia musical, un mínimo potencial para identificar diversos sonidos y percibir
sus elementos (intensidad, dirección, tono, timbre y frecuencia), así como el
poder distinguir un sonido entre otros a la vez, esta capacidad natural requiere
de su estimulación y cultivo; y eso se ha tornado en un derecho.
Es importante que se brinde una adecuada
estimulación a los niños desde temprana edad para lograr desarrollar su
Inteligencia musical, para ello se sugiere llevar a cabo las siguientes
acciones:
·
Proporcionar un ambiente musical desde la
gestación.
·
Realizar juegos musicales.
·
Cantar.
·
Facilitar elementos musicales en su entorno.
·
Proporcionar experiencias directas con la música.
Entre
cuatro y cinco décadas atrás, los programas escolares y proyectos nacionales
contemplan de una u otra forma la educación musical y artística, pero han sido
intentos inconexos; finalmente, se puede señalar que algo se ha avanzado.
Cuando
nos preguntamos acerca del talento, nos remitimos en principio a las
reflexiones anteriores, pero también a la falta de la tradición de la cultura
musical, no la tenemos en ningún ámbito, a lo más que llegamos es que en las
familias alguien sea el dotado de estas habilidades, o el que por imposición
tuvo que estudiar desde el solfeo, el canto y el instrumento, generalmente
piano.
Por
otro lado, es importante retomar la idea que se encuentra en la pág. 10, ss de
“La música en la integración educativa, donde señala que la actividad musical
como aprendizaje lleva a un mejor desarrollo del niño, el joven en otras áreas
de aprendizaje. Al respecto quiero compartir con Uds. una experiencia. En mis
últimos años de docencia en la licenciatura de filosofía me gusta iniciar el
curso platicando con ellos acerca de su “vida personal”, es decir que
comentemos haciendo un alto en el camino y una reflexión “dónde estamos, a
dónde vamos, cómo nos sentimos, si estoy satisfecho con mis avances, por qué elegí
esta carrera, etc.", asimismo comentamos qué otras actividades extraescolares
desarrollan; la respuesta es "toco guitarra, toco teclado y canto en un grupo,
práctico la danza, pinto", incluso algunos cursan otra carrera como psicología o
trabajo social, no sé cómo lo hacen.
A
lo largo del curso hacemos un ejercicio hermenéutico que les permite conocer
con mayor certeza cómo realizar la interpretación de textos. Para el ejercicio
yo selecciono varios textos de acuerdo a las carreras de los muchachos, recibo
de letras, la mayoría de filosofía, algunos de sociología y raramente alguno de
historia.
La
elección del documento a interpretar para el trabajo final es libre y tanto
durante el curso como al final de éste puedo decir que aquellos chicos que
realizan una actividad extraescolar enfocada al aspecto musical o artístico desarrollan
una mayor sensibilidad, y actividad mental mejor que sus compañeros. Sus textos,
análisis y reflexiones se tornan más complejas, más elaboradas.
Sin
ser un estudio cualitativo formal, me permite percibir cómo estas actividades
artísticas, desarrollan y fortalecen otras capacidades en los alumnos.
El
cambio,
si bien como se señala en el texto “La música en la integración educativa… no
es sencillo", se impone en principio la concientización de las autoridades
correspondientes, no sólo de la importancia de ésta sino de todos los aspectos que
la misma propuesta implica el
cumplimiento de uno de los principios de la UNESCO, “música para todos”:
- El esfuerzo sostenido de las autoridades, los directores, los maestros y padres de familia
- Claridad en los objetivos que se pretenden alcanzar en la educación musical integral de los individuos.
- Su aprendizaje y ejercicio a lo largo de su formación. Incluso sería necesario e indispensable incluir a los padres de familia.
- Continuidad en las investigaciones y recopilaciones de los cantos de tradición oral.
- La integración de los grupos étnicos en sus tradiciones musicales.
Finalmente
considero, retomando el título de mi reflexión, Utopía: integración de la
educación musical para aprender a convivir en México, y acercándonos a la
definición, es posible que las condiciones de nuestro país no sean las mejores,
menos las ideales, pero, aún así es una propuesta no sólo optimista, sino realista
y necesaria, indispensable es entonces seguir picando piedra, tocando puertas,
mostrando y demostrando su relevancia.
[1] Acerca del concepto de utopía, la definición que nos
da el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española señala que, Utopía
es: Plan, proyecto, doctrina o sistema
optimista que aparece como irrealizable
en el momento de su formulación.
[2]
Pero sin duda hoy las
condiciones de las madres son otras, y este es un tema para tratar más delante.
1 comentario:
¡Gracias, Tere!
Integraré tus comentarios en el nuevo texto para publicación.
Hilda.
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