27 de enero de 2017, Departamento de Estudios Mesoamericanos y Mexicanos

27 de enero de 2017, Departamento de Estudios Mesoamericanos y Mexicanos
Foto: Ma. del Refugio Plascencia / Alhelí Cervantes

miércoles, 25 de julio de 2012

Avances y materiales: Observaciones y comentarios a algunos textos de Hilda Morán en torno a la educación musical


Utopía: integración de la educación musical
para aprender a convivir en México.[1]

Ma. Teresa de Guadalupe Ruiz Esparza
Profesor-Investigador
Departamento de Filosofía
Universidad de Guadalajara


Los siguientes comentarios y reflexiones tienen como base los textos: “Mitos y lagunas de nuestra educación: investigadores educativos y talento musical”; “La música en la integración educativa: prejuicios, experiencias y realidades posibles", presentados en foros nacionales.
Inicio señalando que en no pocas ocasiones escuché a Hilda exponer y defender con vehemencia su proyecto de investigación, sobre la música, las tradiciones, los cantos tradicionales, la educación musical y que, fue a partir de una experiencia personal la que me llevó tanto a la toma de conciencia de la trascendencia que tiene en el individuo este conocimiento y su manifestación como de compartir con ella nuevas experiencias en el ámbito de la investigación y diálogo de la música en la vida y formación del individuo.
Hemos discutido los ya añejos problemas que adolece nuestro país y creemos que entre los grandes está sin duda el rezago educativo, grosso modo serían: la discontinuidad de los Proyectos nacionales, la formación y el reconocimiento de la carrera magisterial como “profesional”, y sin duda las condiciones socio-económicas de un enorme porcentaje de familias con hijos en edad escolar desde la básica hasta la universitaria.
No obstante, ninguno de los señalamientos anteriores serían determinantes para la obstaculización de la enseñanza de la música, por el contrario, en realidad creo que se resume en uno solo: la falta de conciencia, el desconocimiento de la importancia de dar a los niños y jóvenes la oportunidad de acercarse y vivir y aprender la música.
¿Dónde iniciar esta? La propuesta de algunos autores sitúa ésta en casa, en la cuna, durante los primeros años de vida junto a la madre[2]; su continuación la escuela.
 De llevarse a cabo lo anterior, veríamos que el ciclo o el círculo se complementaría ahí, iniciado en casa. Pensamos que éste podría iniciar en la casa, cada madre consciente de la importancia del aprendizaje de la música cantará y arrullará al bebé, más grandecito cantará y jugará rondas, a lo anterior se le daría continuidad en la escuela, donde gradualmente el niño continuará ese aprendizaje.
Ya Hilda ha señalado cómo en otros países, Hungría el mejor ejemplo, es la realidad personificada, los niños y los adultos leen sin problemas un pentagrama. Pero sobre todo conocen y han aprendido su tradición musical, sus orígenes musicales, su identidad cultural.
Repasando las diversas propuestas, y sintetizando señalamos que apuestan por un individuo que guarda armonía consigo mismo y su entorno, el aprendizaje musical como aprender la lengua materna, aprender canciones cotidianas, el aprendizaje de un instrumento.
Habrá quienes tengan mejores habilidades y capacidades, pero es un hecho que todos tenemos inteligencia musical, un mínimo potencial  para identificar diversos sonidos y percibir sus elementos (intensidad, dirección, tono, timbre y frecuencia), así como el poder distinguir un sonido entre otros a la vez, esta capacidad natural requiere de su estimulación y cultivo; y eso se ha tornado en un derecho.
Es importante que se brinde una adecuada estimulación a los niños desde temprana edad para lograr desarrollar su Inteligencia musical, para ello se sugiere llevar a cabo las siguientes acciones:
·         Proporcionar un ambiente musical desde la gestación.
·         Realizar juegos musicales.
·         Cantar.
·         Facilitar elementos musicales en su entorno.
·         Proporcionar experiencias directas con la música.

Entre cuatro y cinco décadas atrás, los programas escolares y proyectos nacionales contemplan de una u otra forma la educación musical y artística, pero han sido intentos inconexos; finalmente, se puede señalar que algo se ha avanzado.
Cuando nos preguntamos acerca del talento, nos remitimos en principio a las reflexiones anteriores, pero también a la falta de la tradición de la cultura musical, no la tenemos en ningún ámbito, a lo más que llegamos es que en las familias alguien sea el dotado de estas habilidades, o el que por imposición tuvo que estudiar desde el solfeo, el canto y el instrumento, generalmente piano.
Por otro lado, es importante retomar la idea que se encuentra en la pág. 10, ss de “La música en la integración educativa, donde señala que la actividad musical como aprendizaje lleva a un mejor desarrollo del niño, el joven en otras áreas de aprendizaje. Al respecto quiero compartir con Uds. una experiencia. En mis últimos años de docencia en la licenciatura de filosofía me gusta iniciar el curso platicando con ellos acerca de su “vida personal”, es decir que comentemos haciendo un alto en el camino y una reflexión “dónde estamos, a dónde vamos, cómo nos sentimos, si estoy satisfecho con mis avances, por qué elegí esta carrera, etc.", asimismo comentamos qué otras actividades extraescolares desarrollan; la respuesta es "toco guitarra, toco teclado y canto en un grupo, práctico la danza, pinto", incluso algunos cursan otra carrera como psicología o trabajo social, no sé cómo lo hacen.
A lo largo del curso hacemos un ejercicio hermenéutico que les permite conocer con mayor certeza cómo realizar la interpretación de textos. Para el ejercicio yo selecciono varios textos de acuerdo a las carreras de los muchachos, recibo de letras, la mayoría de filosofía, algunos de sociología y raramente alguno de historia.
La elección del documento a interpretar para el trabajo final es libre y tanto durante el curso como al final de éste puedo decir que aquellos chicos que realizan una actividad extraescolar enfocada al aspecto musical o artístico desarrollan una mayor sensibilidad, y actividad mental mejor que sus compañeros. Sus textos, análisis y reflexiones se tornan más complejas, más elaboradas.
Sin ser un estudio cualitativo formal, me permite percibir cómo estas actividades artísticas, desarrollan y fortalecen otras capacidades en los alumnos.
El cambio, si bien como se señala en el texto “La música en la integración educativa… no es sencillo", se impone en principio la concientización de las autoridades correspondientes, no sólo de la importancia de ésta sino de todos los aspectos que la misma propuesta implica el cumplimiento de uno de los principios de la UNESCO, “música para todos”:
  • El esfuerzo sostenido de las autoridades, los directores, los maestros y padres de familia
  • Claridad en los objetivos que se pretenden alcanzar en la educación musical integral de los individuos.
  • Su aprendizaje y ejercicio a lo largo de su formación. Incluso sería necesario e indispensable incluir a los padres de familia.
  • Continuidad en las investigaciones y recopilaciones de los cantos de tradición oral.
  • La integración de los grupos étnicos en sus tradiciones musicales.
Finalmente considero, retomando el título de mi reflexión, Utopía: integración de la educación musical para aprender a convivir en México, y acercándonos a la definición, es posible que las condiciones de nuestro país no sean las mejores, menos las ideales, pero, aún así es una propuesta no sólo optimista, sino realista y necesaria, indispensable es entonces seguir picando piedra, tocando puertas, mostrando y demostrando su relevancia.


[1] Acerca del concepto de utopía, la definición que nos da el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española señala que, Utopía es: Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.

[2] Pero sin duda hoy las condiciones de las madres son otras, y este es un tema para tratar más delante.

1 comentario:

Hilda dijo...

¡Gracias, Tere!
Integraré tus comentarios en el nuevo texto para publicación.
Hilda.